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Afilar el hacha

  • Foto del escritor: Miguel Ángel Colchero
    Miguel Ángel Colchero
  • 10 may 2017
  • 2 Min. de lectura

Me gustaría compartir contigo un pequeño cuento que tiene una gran reflexión.

En cierta ocasión, un joven llegó a un campo de leñadores con el propósito de obtener trabajo. Habló con el responsable y éste, al ver el aspecto y la fortaleza de aquel joven, lo aceptó sin pensárselo y le dijo que podía empezar al día siguiente.

Durante su primer día en la montaña trabajó duramente y cortó muchos árboles.

El segundo día trabajó tanto como el primero, pero su producción fue escasamente la mitad del primer día.

El tercer día se propuso mejorar su producción. Desde el primer momento golpeaba el hacha con toda su furia contra los árboles. Aun así, los resultados fueron nulos.Cuando el leñador jefe se dio cuenta del escaso rendimiento del joven leñador, le preguntó:

-¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?

El joven respondió:

-Realmente, no he tenido tiempo… He estado demasiado ocupado cortando árboles…

(Fuente: Cuentos para pensar de Jorge Bucay)

La lectura que podemos hacer es clara, pero el mejor uso del cuento que podríamos hacer es usarlo hacia nuestra propia persona:

¿Cuándo fue la ultima vez que afilaste tu hacha? Esta es una pregunta que la puedes transformar sin perder el fondo.

¿Cuándo fue la última ocasión que afilaste tu cuerpo con ejercicio físico?

¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu salud con la alimentación?

¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu mente con nuevos conocimientos?

¿Cuándo fue la última vez que afilaste tus emociones con nuevas aventuras?

¿Cuándo fue la última vez que afilaste el amor de tu familia?

¿Cuándo fue la última vez que afilaste tus amistades con un café o una cerveza por ejemplo?

¿Cuándo fue la última vez que afilaste las herramientas de tu puesto de trabajo?

Y no quiero perder la ocasión para ver la otra cara de la moneda en esta historia. Al final del cuento podemos observar como el leñador jefe pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?

Tú, que quizás tengas fuertes leñadores, permítete el atrevimiento de preguntarte:

¿Cuándo fue la última vez que afilaste los conocimientos de tus leñadores?

¿Cuándo fue la última vez que afilaste las habilidades de tus leñadores?

¿Cuándo fue la última vez que afilaste la actitud de tus leñadores?

¿Cuándo fue la última vez que afilaste la unión de tus leñadores?

Quizás no tendría que obviar esta última pregunta, pero... ¿Realmente crees que tus leñadores necesitan afilar su hacha?

La acción sin control puede ser como una ola desbocada que todo lo arrasa. El movimiento consciente, constante y direccionado es capaz de producir oro, la alquimia que buscas.

Sin más... me voy a afilar mi hacha.

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