Pasa a la acción
- Miguel Ángel Colchero
- 10 abr 2017
- 3 Min. de lectura
En la entrada anterior escogí como punto de partida la utilidad y belleza implícitas en el concepto de vulnerabilidad. De igual forma, desarrollé el tema relativo a la importancia de ser consciente de ella y de trabajarlo como input en ese recorrido que es el crecimiento personal.
La siguiente cuestión a plantear en nuestro camino es el cómo y el cuándo: ¿Cómo y cuándo empiezo? Esta duda surge habitualmente en casos donde la persona ya se ha dado cuenta de cuál es el punto de partida pero existe una resistencia al cambio, motivo por el cual le cuesta dar el primer paso. Al no contar con una brújula que indique por dónde comenzar, aparecen multitud de dudas y obstáculos o excusas que se llegan a percibir como una realidad inquebrantable. Así saltan los "no tengo tiempo suficiente" o "el día a día no me lo permite", e incluso pensamientos que llevan a articular la frase que el lector habrá oído en más de una ocasión "es que yo soy así".
Sin acción, no hay cambio. Sin cambio, no hay desarrollo, no hay crecimiento. Si hay algo que debe quedar claro es esto. De este modo, lo primero es eliminar el miedo al cambio para poder realizar las cosas de forma diferente, porque sólo así obtendremos un resultado diferente y si estás pensando en que te puedes equivocar, te voy a dar la razón: te equivocarás. Y es aquí donde reside la esencia del crecimiento, en utilizar el "fracaso" como un impulso de tu mejor versión, ya que ese "fracaso" al que tanto temes es como un trampolín en tu mejora personal. Es muy difícil evolucionar exponencialmente sin errores y, cuando eso ocurre, las mejoras suelen ser inapreciables, por no decir inexistentes.
¿Qué debo hacer? es una pregunta más que habitual. Pero es tan simple como atender a tu propia pregunta, ya que lo que debes es precisamente eso... hacer. Dejar de hacer siempre las cosas de la misma manera, dejar de buscar estar "perfectamente" preparado, dejar de decirte "yo soy así" y pasar a la acción. Haz algo que nunca antes hayas hecho, observa a aquellos que te gustan como actúan en lo que hoy es tu vulnerabilidad, equivócate y toma compromiso, no te quedes parado. Avanza, prueba y vuelve a intentarlo.
Pero... ¿qué hago?. Reflexiona y pide ayuda, recoge información sobre lo que hacen esas otras personas que ya hacen lo que tú quieres conseguir y después ponlo en práctica, porque recuerda que sin acción no hay crecimiento. Quizás alguno de los siguiente ejemplos puedan servirte de ayuda:
- Soy indeciso. Escoge la primera de las opciones que te venga a la cabeza, no permitas el debate en en ti. Prueba durante una semana.
- Quiero cambiar de trabajo. Ponte un objetivo esta semana, entrega 3 curriculums, deja por escrito las competencias más solicitadas en el perfil que buscas.
- No me relaciono con facilidad. Obligate a entrar en un mínimo de conversaciones, apúntate a un grupo de algo que te guste (música, deporte, política, etc).
- No tengo tiempo. Levántate 5 minutos antes y planifica tu día, detente un par de horas y piensa lo que es verdaderamente importante en tu vida, delega en tu equipo.
En definitiva, deja de actuar desde el miedo y empieza a actuar desde el deseo, desde la ilusión, desde tu mejor versión.
Reflexiona:
¿Qué podrías realizar para ser una mejor versión de ti mismo?
¿Qué hacen otros que les funciona?
¿Qué pierdes si te equivocas? ¿Qué ganas con tu crecimiento?
Reto de la semana:
Pasa a la acción, simplemente haz.
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