Honrarse a sí mismo. THE END.
- Miguel Ángel Colchero
- 10 abr 2018
- 3 Min. de lectura

Antes de empezar esta entrada confieso que he tenido que coger aire. No sé si llamarlo un suspiro de romanticismo, un aire de incertidumbre por lo que viene o el anticipo de algo que da miedo. Y es que esta es la última entrada de un blog que ha significado mucho para mí. Ha sido algo especial y siempre tendrá un espacio en mi memoria.
Y si termina este blog, este espacio de compartir, este lugar de aprendizaje propio y que ha pretendido siempre trabajar en el desarrollo de todo aquel que lo necesite, no es más que el de hacer honor así mismo.
¿Cómo honrarse a sí mismo?
Durante todo este año he hablado que la no evolución se convierte en involución y, aunque suene a final, no es más que una transformación. De igual forma he hablado de proactividad, aquella con la que ahora anuncio que lo que viene por delante está lleno de actitud de inicio, de no esperar a las circunstancias y sí de trabajar para que se den las mismas. En la última entrada hablé por ejemplo que los primeros pasos que te llevarán a unos segundos y de cómo estos te conducirán a unos terceros. Puedo decir que este blog es parte de los primeros pasos y que por suerte me redirige a unos segundos de los que confieso no controlar aquellos terceros pasos que le seguirán o, dicho de otra forma, qué me deparará la suma de las huellas que van dejando las suelas de mis zapatos.
El final de este blog está lleno de coherencia porque cuando hablé de reto, el reto siempre fue que el blog diera paso a algo mejor. La actitud ha sido el motor durante todo este último año, y es fruto dela misma que hoy anuncia su final. Así, me presento vulnerable tal como describí en la segunda entrada cuando digo que tengo miedo a perder la esencia de este blog en favor de una transformación, en confesar que en ocasiones dudo de si podré cumplir los objetivos que me marco a mí mismo. Pero es en estos momentos, cuando aparece la que he puesto a nivel de Diosa durante todo este bonito recorrido y no es otra, que la señorita ILUSIÓN. Llega con tanta fuerza, que hace que saque fuerzas de donde quizás a veces no la tenga, que encuentra soluciones que desconocía, que incluso en ocasiones hace que se alineen los astros para que todo salga tal como lo tenía visualizado como si de magia se tratase.
Cuentos inspiradores como "Afilar el hacha" me recuerdan que necesito afilar el mío. Y es esto lo que voy a realizar en las próximas semanas en favor del nuevo proyecto, que tal como he indicado, no es más que la continuación de este blog.
De modo que para finalizar me gustaría hablarle al blog como si de otra persona se tratase y lo que diría sería..."GRACIAS por demostrarme que soy capaz. GRACIAS por respetarme, porque cuando cumplo con mi palabra me respeto. GRACIAS por sacar mi mejor versión. GRACIAS por demostrarme que el esfuerzo, el sacrificio y el trabajo tienen su recompensa. Pero sobre todo GRACIAS por haber sido ese espacio de tiempo, en el que tú y yo hablábamos, pensábamos y reflexionábamos sin que nada nos importase, nada más que tú y yo."
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