Soñaré en las noches de verano
- Miguel Ángel Colchero
- 11 jul 2017
- 1 Min. de lectura

No hay verano en el que mire al cielo por la noche, mire a la estrellas y no venga a mi mente mi abuelo. Recuerdo como en la calurosa noche sevillana, él sacaba un par de camas portátiles de color verde militar al patio de la casa y dormíamos allí.
Admirar las estrellas al caer la noche es uno de los mejores regalos que me pudo ofrecer mi abuelo. Un lujo en el mundo en el que vivimos muchos de nosotros, tan simple y a la vez tan complejo. La actividad en sí, se hace complicada según donde vivimos, sobre todo en las ciudades.
Cuando estaba bajo ese universo lleno de luces, ese infinito desconocido para mí, tenía la capacidad de imaginar, de soñar, de dar color a mi mundo en aquella oscuridad con un techo de luces.
Lo que antes era "soñar estando bajo la estrellas", hoy se acaba convirtiendo en soñar con estar bajo un manto de luces en una noche de verano. Y es que en el mundo de hoy es todo un lujo, un lujo de tener ese espacio temporal de desconexión, de inmensidad ante el universo, de poder visualizar aquello que deseas, de que se pare el tiempo, de dejarte arropar por un manto lleno de estrellas.
Hoy miro por mi ventana y aunque no son muchas las estrellas que puedo llegar a ver, sólo una me hace recordar de dónde vengo, quién soy y que, por suerte, sigo teniendo la capacidad de soñar.
Querido abuelo Juan, gracias por regalarme uno de los mejores juguetes de mi vida, una noche estrellada en el patio de tu casa.
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