Clavos en la cerca (Cuentos inspiradores)
- Miguel Ángel Colchero
- 9 ago 2017
- 2 Min. de lectura

"Había un niño que tenía muy, pero que muy mal carácter. Un día, su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma, que él clavase un clavo en la cerca de detrás de la casa.
El primer día, el niño clavó 37 clavos en la cerca. Al día siguiente, menos, y así con los días posteriores. El niño se iba dando cuenta de que era más fácil controlar su genio y su mal carácter que clavar los clavos en la cerca.
Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni una sola vez y se lo dijo a su padre, le contaba que ya no tenía que clavar ni un clavo más en la cerca porque lo había conseguido, ¡al fin! Se había dado cuenta de que podía controlar su mal temperamento.
Entonces su padre, muy contento y satisfecho, pasó a la segunda parte de su aprendizaje y le sugirió al hijo que sacase uno de aquellos clavos que había introducido en la cerca por cada día que controlase su carácter.
Los días pasaron y el niño pudo finalmente decir a su padre que ya había quitado todos los clavos de la cerca. Entonces el padre le cogió de la mano y lo llevó hasta aquel lugar que estaba detrás de su casa para decirle:
- Mira hijo, has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca. Esta cerca jamás será la misma”.
*La autoría, no la he podido encontrar, así que siento no poder aportar esta información.
Nuestro carácter, nuestro "cómo" decimos las cosas, e incluso lo "qué" decimos dejan una huella, una marca, en ocasiones imborrables. Esta pequeña historia tiene la virtud de mostrarnos en muy pocas líneas lo que es una cicatriz. Esas líneas convertidas en surcos son la señal irreparable que dejamos unos a otros. Así que piensa lo provechoso que puede ser meditar acerca de cómo te comunicas con los que te rodean, cuál es el mensaje que deseas trasladar y tener presente a ese niño, con todos sus clavos y su cerca.
"Mira, hijo, has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca. Jamás será la misma."
Quizás sea un buen momento para preguntarte cuándo vas a pedir perdón por aquello que hiciste o dar las gracias por aquello que recibiste y en su momento no apreciaste. Las palabras también tienen el potencial de transformarte en alguien mejor, en una persona valiente.
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